dilluns, de febrer 11, 2008

museo romántico - palacio de cristal

Ayer por la tarde tocó turistear un poco. Digo que tocó, porque la mitad del turisteo fue por cosas de trabajo: estamos preparando un libro sobre el material encontrado en la excavación de un cementerio del siglo XIX en el centro de Oporto. No es un libro sobre antropología física sino de objetos funerarios, es decir, no va de muertos, sino de los accesorios con los que fueron enterrados. Rosarios, zapatos, botones, monedas... esas cosas. Así que fuimos a ver el Museo Romántico al que se puede llegar desde los jardines del Palacio de Cristal, por si acaso ahí había alguna pieza que tuviera algo que ver con los materiales encontrados en las tumbas. El museo en cuestión está en una quinta donde vivió exiliado el rey Carlos Alberto de Saboya (o de Cerdeña) unos meses, o más bien donde fue a morir de tuberculosis. (Hay que notar la mayor extensión del artículo de la wiki en portugués). Ninguno de los objetos expuestos tenía nada que ver con el atrezzo mortuorio de la excavación como ya esperábamos, pero había que comprobarlo. En cuanto al museo, había algunas cosas interesantes (pocas), no quedaba muy claro lo que era original y lo que era reproducción, y muchas cosas estaban pidiendo a gritos la mano de un restaurador competente.

Antes he dicho que al museo se puede llegar desde los jardines del Palacio de Cristal, y por ahí hemos llegado. Al salir del museo dimos un pequeño rodeo para ver los jardines, especialmente el jardín de aromáticas, entre otras cosas porque había letreros indicadores, y quedaba claro que no podíamos estar muy lejos de ahí. Tremenda desilusión. Había plantas aromáticas, sí, pero pobrecillas, ¡en qué condiciones! Sus letreros de identificación no estaban en el lugar correcto, porque el lugar correcto había sido tomado por las malas hierbas y ellas estaban en cualquier rincón intentando medrar... El resto de los jardines no estaba en mejores condiciones. En general estaba muy descuidado y sucio, tomado por las malas hierbas, al menos la parte más boscosa. Apenas quedaban animales sueltos, hemos visto un pavo real, varios patos, palomas y varias gallinas. Y el jardín que está cuidado, el que da a la calle, necesita desesperadamente de una repoblación del césped y/o de más agua, porque la hierba está cortada, pero sequísima, y con lo que llueve aquí me huelo que es más una cuestión de necesidad de repoblación urgente que de falta de agua. En fin, que fue una desilusión ir a los jardines después de la visita de la otra vez en la que había vida animal (un pato me atacó y casi me muerde, pica, o lo que sea que hacen los patos cuando atacan a los humanos), la vida vegetal no consistía principalmente en malas hierbas y la impresión era de verde, principalmente.