dimarts, de juliol 04, 2006

esos artículos que me publicaron en @rroba...

Aquí los tenéis. Y anda que no ha llovido desde entonces. Acabo de ver en uno de ellos que llevaba "más de un año felizmente conectada a Internet" así que debía ser eso... hace unos ocho años, como poco. Creo que en ese momento los publicaron con mi nick habitual de entonces, uno que recordaba a cierta monstruita de un lago escocés.
Y bueno... si alguien de @rroba tropieza con ese blog y duda de mi identidad, que avise, que le enseño la patita por correo electrónico para que sepa que soy yo misma, y que no estoy publicando en mi blog nada que no haya escrito yo solita. :)

soy una cibermaruja, ¿y qué?

Es indudable que las cosas han cambiado para las mujeres en los últimos veinte años, al menos en su forma exterior, porque el fondo sigue siendo el mismo. Cualquiera de las cosas utilizadas por nosotras ha cambiado de aspecto en este tiempo... sin embargo pocas son las cosas que han desaparecido por no ser ya necesarias. Cuando digo esto siempre me vienen a la mente las compresas y tampones... cambian, mejoran, pero no desaparecen, como no desaparece la batidora, ni la nevera, ni la cocina. Sin embargo, otros elementos que antes no entraban en la vida cotidiana de la mujer se han ido incorporando a su entorno familiar. Uno de ellos es el ordenador y, cómo no, Internet con todas las posibilidades que ofrece.

Alguno que otro de mis amigos y, sorprendentemente, mucho más a menudo mis amigas, me ha mirado con cara rara al decirles que llevo más de un año felizmente conectada a Internet. Una de ellas me dijo muy llanamente que ella no tenía tiempo de jugar con el ordenador y yo pensé al instante: “será marujón... !”. Luego me acordé que muchas veces había pensado en las mujeres de mi generación (concretamente en mí misma, para qué negarlo) y la definición más gráfica que se me había ocurrido consistía en decir que estamos “entre el ciberespacio y el marujeo”. Y me puse a pensar detenidamente en el uso que hago de mi conexión a Internet, cosas de trabajo aparte, y apareció otra vez eso que decía al principio: las cosas cambian, pero sólo por fuera, la esencia permanece intacta. ¿Unos ejemplos?

Empecemos por el uso del ordenador. Nos hemos decidido a usarlo, algunas incluso nos llevamos francamente bien con el cacharrito de marras, pero no dejamos de considerarlo un cacharro... igual es por eso que las mujeres nos quejamos mucho menos de los mensajes de error del Windows 95 que los hombres. Tendemos a considerar que las máquinas tienen sus manías y sus cosas, y no nos preocupa en absoluto entender los misterios de esas manías. Si de repente el ordenador se queda colgado y hay que reiniciar lo hacemos sin el menor problema, porque la experiencia nos dice que luego suele funcionar, y eso es lo único que importa. Creo que en la mayoría de los casos esto es lo que realmente interesa a una mujer, que el cacharro que esté usando funcione. No hay pregunta que parezca más estúpida a una mujer que la tradicional (formulada por un hombre en casi todas las ocasiones) “¿Qué tiene?” cuando el coche se le ha parado en medio de la carretera. A ella le da exactamente igual lo que tenga, antes funcionaba y ahora no: eso es lo único que tiene claro.

Sigamos analizando. Las formas de comunicación cambian, ahora mismo gracias al correo electrónico puedo comunicarme con la otra punta del mundo en minutos... ¿para qué? Para cotillear, evidentemente. Antes una cotilleaba con la vecina mientras tendía la colada, ahora se busca el cotilleo con la gente del canal de IRC o con la del grupo de noticias. Cambia el medio, pero el cotilleo permanece. Queda también la preocupación por las cosas que tradicionalmente han sido consideradas propias de las mujeres. Analizando lo último que me he bajado de Internet, mezclados con alguna que otra cosa útil para mi trabajo, me he encontrado varios programas que diseñan mapas de punto de cruz y varios recetarios, a saber, uno de comida vegetariana y otro de cocina de la Antigua Roma. Alguna que otra vez me he preguntado si esta preocupación por las “labores del hogar” no será provocada por una necesidad de autojustificarme, de demostrar al mundo que a pesar de todo sigo siendo una mujer.

Después de lo dicho hasta ahora puede parecer que las mujeres de mi generación estamos un poco confundidas con respecto a nuestro papel, casi como si todo se entrelazara: usamos el ordenador para demostrar que somos capaces de adaptarnos a los cambios que se van produciendo en el mundo, para que se vea que estamos al día y que no nos quedamos atrás... pero bajamos recetas de cocina, programas para convertir esa foto del perro en un mapa de punto de cruz, juegos educativos para los niños para que quede claro que seguimos siendo mujeres, ¡y muy femeninas además!

Lo curioso es que no creo que sea ni una cosa ni otra. No creo que necesitemos justificarnos, ni ante nadie ni ante nosotras mismas, ni creo que estemos confundidas con respecto a nuestro papel... Simplemente se nos ha venido encima algo nuevo y lo hemos aceptado una vez más con toda la naturalidad del mundo, como tantas otras veces a lo largo de la historia. Y además asumiremos los cambios que eso provoque en nuestra forma de vida con la misma naturalidad que hemos asumido el invento. Pero algunas cosas no cambiarán nunca, puedo imaginarme haciendo la compra a través del ordenador, pero sé que no dejaré de pedir jamás tomates bien firmes y carne bien tierna...
Quizás a mi manera soy tan maruja como mi amiga, esa que está demasiado ocupada con el trabajo, el marido y los niños como para ponerse a jugar con el ordenador, quizá sí... Lo admito, soy una maruja... bueno... una cibermaruja... ¿Y qué?

consejos para que tu estorbo habitual (novio, marido o similar) no se entere de que se la estás pegando por IRC

A la hora de echarse un amante virtual una debe ser consciente de que lo más probable es que nuestra pareja no trague si se entera. Quizá lo más lógico al darnos cuenta de que queremos echarnos un amante virtual sería preguntarnos que cuernos le pasa a nuestra relación "real" para que eso nos haga falta. En ese caso posiblemente descubriríamos que no vale dos duros y mandaríamos a nuestro hombre a tomar viento y entonces podríamos tener todos los amantes virtuales del mundo sin peligro de bronca y yo no tendría que escribir esto... Pero las mujeres somos como somos y tendemos a pensar que las cosas tienen arreglo, que los hombres cambian, y miles de chorradas por el estilo, mentiras enormes que nos creemos por alguna extraña razón y que hacen que aguantemos más de la cuenta. Pero esto no es lo que nos ocupa ahora... no señor.
Estábamos en que hemos decidido echarnos un amante virtual y que sabemos que no conviene para nada que nuestra pareja se entere... Intentaré daros algunos consejos pero para ello lo primero que hay que hacer es delimitar la competencia y el interés de vuestra pareja en las cosas de la Red.

CASO A> Vuestro novio, marido o similar no tiene ni idea de lo que es la red, y casi no sabe ni enchufar el ordenador... Tenéis suerte, lo único que tenéis que hacer es decir que trabajáis mucho, mucho, mucho. Eso sí, no caigáis en la tentación de imprimir nada, por mucho que os apetezca...

CASO B> Vuestro novio, marido o similar es un experto internauta y se pasa horas conectado... En ese caso lo más probable es que la idea de la amante virtual ya se le haya ocurrido antes a él. Tenéis varias opciones: a) descubrirlo, cabrearos y aprovechar para romper con él; b) descubrirlo, guardaros el descubrimiento para mejor ocasión -cuando el descubra lo vuestro, por ejemplo- y seguir con vuestra vida; y c) descubrirlo, contárselo y convencerle para tener experiencias comunes, eso puede añadir lo que estabas esperando a tu relación.
Si pasáis de "descubrirle" y simplemente lo que queréis es tener un amante virtual sin que se entere leed lo que sigue, estos consejos valen para vosotras también.

CASO C> Vuestro novio, marido o similar se maneja relativamente bien... Estos son los peligrosos, nunca se sabe como va a reaccionar la gente que se apunta al término medio... y la mayoría de veces el término medio es demasiado amplio como para estar segura de nada. El primer consejo es que borréis los logs. Ya, ya sé, cómo vais a borrar esos logs tan maravillosos en los que se os dicen cosas que nadie os había dicho en años... Bueno, pues si no los queréis borrar los guardáis en discos. Mi consejo particular es que etiquetéis los discos con cosas absurdas y surrealistas para su mentalidad, tipo: "dieta de los caracoles, -7 kgs. en 15 días", "tendencias de maquillaje primavera '98", "las mejores antiarrugas a evaluación", o "diseños de punto de cruz y punto bobo". De hecho basta con copiar el titular de cualquier artículo de "Cosmopolitan", "Dunia" o similar. Eso sí, nada que tenga que ver con el sexo ni con top models, que eso igual les interesa.

CONSEJOS GENERALES
- Aprovechad que habláis con vuestro amante virtual para navegar y bajaros cosas de la red. Imprimid algo y dejadlo a la vista... así quedan las horas justificadas.
- Si por una de esas casualidades vuestro amante virtual os pone a tono sed malas, olvidaros de los prejuicios, llamad a vuestra pareja, decidle que le esperáis en la cama y disfrutadlo cuando llegue. ¿Qué más da quien os haya puesto a tono, eh?
- Recoged y limpiad escrupulosamente los juguetes que hayáis usado con vuestro amante virtual. Ya sabemos que con vuestra pareja hace siglos que ni los miráis, pero siempre se les pueden cruzar los cables y entonces queda realmente mal tener que ir al cuarto de trabajo a por los juguetes...

enamorarse en IRC

En IRC se dan unas condiciones especiales de relación con los demás. Por un lado uno está cómodo, en su casa, lugar de trabajo o incluso en un cibercafé; estamos hablando aquí de comodidad física. Por lo general uno se encuentra relajado, en un entorno que le resulta familiar y haciendo lo que quiere hacer en ese momento y no otra cosa. Por lo tanto podríamos decir de entrada que el IRC en principio es un entorno que genera poco estrés.
Bien, tenemos a una persona delante del ordenador que interacciona con otras personas... pero ¿cómo es esa interacción? Cada usuario escoge un "nick", una palabra que será lo único que los otros sabrán de él inicialmente. Eso implica anonimato y, por ende, libertad. Uno puede ser quien quiera en IRC, puede inventarse su historia y contarla, puede ser una modelo de 20 años o un cura de 57, un travestí o una colegiala... Así pues el IRC da libertad para mentir, pero bien mirado también da libertad para ser uno mismo y para ir más allá en el descubrimiento de la propia personalidad. Pronto uno se da cuenta de que no tiene sentido mentir en IRC, de que por lo mismo que uno puede mentir y contar lo que le apetezca sin que pase nada, también puede contar la verdad, toda la verdad, sin que tampoco pase nada. Y eso es tentador, mucho más que mentir.
Así pues, tenemos a un individuo cómodo, libre de estrés y de presiones, en un medio aséptico que respeta el anonimato y que le permite desenvolverse en libertad...
¿Es fácil enamorarse en esas condiciones?

La respuesta es un rotundo SÍ. Analicemos el porqué. Lo primero que hay que hacer es pensar un poco en cómo nos enamoramos y desenamoramos en la vida real. Normalmente se conoce a la pareja en los círculos que frecuentamos por razones de ocio o de trabajo. El contacto es superficial en principio para ir haciéndose más profundo, y todo ello se desarrolla en sociedad... quedamos en bares o discotecas, vamos a fiestas... Podríamos decir que el conocimiento de las personas en la vida real sucede de fuera hacia dentro, mientras que por el contrario en IRC la cosa funciona al revés, es decir, de dentro hacia fuera.
En IRC no nos vemos las caras, y la conversación insustancial pronto cae por su propio peso. La gente busca hablar de las cosas que realmente le interesan (oh, sí, hay algún que otro ser aburrido que va de cachondeo y hace el indio, pero esos no son muy abundantes ni habituales, y normalmente son despedidos sin miramientos) y limita la conversación insustancial a lo que exige una mínima educación. Cuando conoces a alguien en IRC, como en la vida real, algo hace que de entrada esa persona te caiga bien o te caiga mal. La intuición también funciona y en muchas ocasiones es la encargada de hacer la primera criba. Profundizar en las relaciones es otra historia.
Recordemos que estamos en un medio limpio de elementos distractores. Un elemento en el que un hombre puede hablar con una mujer sin preguntarse que pensará ella de su coche que lleva un mes sin pasar por el auto-lavado, y en el que una mujer no se preocupará por esa rubia que está en la barra con pinta de querer ligar y que encima usa dos tallas menos que ella. Uno no se tiene que vestir para la ocasión, ni maquillarse, ni disimular esas ojeras, ni sonreír para quedar bien... de hecho ni siquiera tiene que quedar bien si no le apetece.
En estas condiciones lo que uno va conociendo del otro es la mente, y además limpia de todas las cosas cotidianas que hacen que nos comportemos e incluso pensemos de una determinada manera. Nuestra mente también está en esas condiciones, ya que el IRC se sale totalmente del contexto habitual. Las cosas cotidianas pierden la importancia al entrar en ese mundo aparte en el que no existen las cosas que habitualmente nos molestan o nos condicionan. Así es fácil conocer a alguien y decidir que te encanta su manera de ser... En IRC no hay platos que nadie quiere fregar, ni armarios de baño llenos de potingues que sólo las mujeres saben para que se supone que sirven... En IRC los hombres no dejan la tapa del inodoro levantada y las mujeres no tienen jaqueca tan a menudo...
Las mujeres que pasean por IRC se dan cuenta de que los hombres que encuentran allí tienen esa capacidad de verbalizar las cosas que tanto han echado de menos en sus parejas reales, y los hombres se encuentran con mujeres que demuestran estar muy poco preocupadas por esas cosas que normalmente preocupan tanto a las mujeres y que ellos son incapaces de entender. Esas son unas condiciones perfectas para enamorarse... o al menos para convencerse de que esa persona que está al otro lado de la pantalla es la idónea para compartirlo todo...
Otro factor a tener en cuenta es la relatividad del tiempo en IRC. El tiempo que se pasa hablando con otra persona cunde más que en la vida real, ya que no disponemos de nada que no sea la palabra escrita para comunicarnos. No hay miradas, ni lenguaje corporal de ningún tipo, no hay silencios, no existe el estar bien con alguien y por eso limitarse a disfrutarlo y no decir nada. Por otra parte una semana sin hablar con alguien de IRC puede parecer un mes... Es curioso que en un medio totalmente desconectado de la cotidianidad sea tan necesario el contacto cotidiano.
Por último, una de las cosas más fascinantes y más terribles a la hora de establecer lazos profundos por IRC es la vaguedad de los mismos. Ser consciente de que puede pasar cualquier cosa, cualquiera, y se habrán roto todos los lazos. Un accidente, unas semanas sin conectar... y no saber si la otra persona seguirá allí. Con un poco de suerte alguien transmitirá la noticia, o dispondremos de formas alternativas de comunicación, pero a veces eso no sucede.
Puede que el IRC sea la variante actual de los amores por correspondencia de antaño, una variante mucho más rápida, eso sí. Soy incapaz de imaginar cuantas cartas se tendrían que escribir para contarse lo que se cuentan en varios meses de IRC a razón de dos o tres horas diarias... muchísimas, seguro. Y pensar en el tiempo que llevaría enviar y recibir esas cartas es algo casi imposible...
Así pues, es posible enamorarse en IRC. No voy a hablar ahora de lo que puede pasar cuando las dos personas implicadas en el enamoramiento deciden conocerse en persona... eso será tema para otro día. Lo que sí está claro hoy en día es que nadie puede afirmar que alguien es el amor de su vida hasta no haber compartido el cuarto de baño con esa persona, por profundos y sinceros que sean los pensamientos expresados por ambos.

porque me lo han pedido, que conste

Pues sí, algunos amiguetes me han pedido que recupere algunas cosas, como esta carta al director que escribí en respuesta a un artículo de opinión aparecido en "El Mundo" (versión Baleares) en esos días en los que estába chunguísima de salud y encima me hacía mala sangre leyendo ciertas cosas. Ahora estoy mejor de salud, gracias, y solo leo cosas que me gustan, me hacen feliz y me aportan cosas. Es decir, he dejado de leer "El Mundo" (versión Baleares). Primero va el artículo original (pedazo indescriptible de literatura) y luego mi humilde comentario, RAE en mano. Debo decir que lo envié al periódico, pero que nadie dijo esta boca es mía y, evidentemente, no lo publicaron. Así que lo publico yo. Porque yo lo valgo.

La madre del cordero catalán
Hay un estudio sociológico y, sobre todo, económico por hacer del catalanismo balear que, probablemente, nos iluminaría sobre aspectos insospechados de un movimiento aparentemente cultural y «nacionalista» que, sin embargo, oculta una realidad más pedestre y menos «idealista». ¿Cuánto dinero mueve el cotarro catalanista? ¿Cuántas personas reciben vida y se alimentan, no «dels amors del cel» como el famoso pino costalloberino, sino de los dineros autonómicos vertidos generosamente a obraculturabitas, normalizadores varios, filólogos omnipresentes y omniscientes, talibanes oficiales y profesores unívocos y unidimensionales? Seguramente, quedaríamos impresionados, por el número de paniguados y por las cuantías dinerarias. Al final, el catalanismo reducido a un modus vivendi cómodo y el fervor lingüistico, a una defensa encendida de las sopas. El coste de estos «evaluadores» rebeldes, la feroz negativa a admitir que diez años de catalán no son suficientes para obtener el certificado de nivel C y la oposición numantina al bilingüismo abonan la especie de que, aquí, se produce una lucha menos noble de lo que aparenta. Con lo del catalán hemos creado un cotarro de enormes dimensiones que conviene reducir a sus justos límites. Se matarán dos pájaros de un tiro: reducir un gasto público desaforado y reducir el insoportable pressing de la talibanía catalanista.

COMENTARIO A “LA MADRE DEL CORDERO CATALÁN” APARECIDO EN “EL MUNDO – EL DÍA” EL 3 DE FEBRERO DE 2004.

Dejando aparte el hecho de que mis alumnos de 1º de Bachillerato cuya lengua materna es el castellano me obsequian a menudo con palabras como “hasinque” (así que), “poseso” (pues eso) y “hosea” (o sea), cosa que hace evidente que su nivel de competencia en su propia lengua no sería equivalente al nivel C (los niveles se dividen internacionalmente, para todos los idiomas, en 5, correspondiendo el C al intermedio) y que hace cuestionar de entrada su competencia en cualquier otro idioma de posterior adquisición, me limitaré a analizar y comentar su editorial desde un punto de vista lingüístico (sí, esa palabra lleva una bonita tilde sobre la segunda i, como toda esdrújula que se precie).
Con su texto delante y la vigésima segunda edición del diccionario de la lengua española de la RAE en mano compruebo que las palabras costalloberino, obraculturabita, normalizador, pressing y talibanía no constan en el diccionario. Noto una gran facilidad para inventar palabras y un pobre uso de la lengua, pero a lo mejor es un simple caso de “contra ignorancia, imaginación”.
Analizo luego el significado de adjetivos y sustantivos usados en su editorial. Para empezar califica a los filólogos de omnipresentes (1. adj. Que está presente a la vez en todas partes, atributo solo de Dios. 2. adj. Que procura acudir deprisa a las partes que lo requieren.) y me pregunto por qué tendrán los filólogos tanta prisa... porque, claro, alguien culto y con carrera que domina su lengua, al menos hasta el nivel C, no usaría algo que es atributo sólo de Dios para calificar a una persona... ¿o quizá sí? Luego además resulta que son omniscientes (1. adj. Que tiene omnisciencia. 2. adj. Que tiene sabiduría o conocimiento de muchas cosas.). Oiga, que son filólogos, no concursantes del “Saber y Ganar”. Tienen conocimiento de una cosa: la cultura tal como se manifiesta en la lengua y la literatura. Eso es lo que significa la palabra “filólogo”. Curioso, ¿verdad?
Luego se habla de unos “talibanes oficiales”. Según el diccionario talibán significa: 1. adj. Perteneciente o relativo a cierta milicia integrista musulmana. 2. com. Integrante de esta milicia. Ante esto, no puedo menos que preguntarme desde cuándo tenemos por aquí miembros de milicias integristas musulmanes y, peor aun, desde cuándo resulta que éstos han tomado carácter “oficial”. La verdad es que da miedo pensarlo. Pero da mucho más miedo observar el uso inadecuado de la lengua para causar un efecto sobre los lectores que no tienen la paciencia y el criterio necesarios para analizar lo que realmente se está diciendo: nada. Los talibanes oficiales no existen. Las aguamarinas volátiles, tampoco, pero al menos queda mucho más poético.
Más adelante se refiere a los profesores como “unívocos” (1. adj. Que tiene igual naturaleza o valor que otra cosa. U. t. c. s. 2. adj. Fil. Dicho de un término: Que se predica de varios individuos con la misma significación. U. t. c. s. Animal es término unívoco que conviene a todos los vivientes dotados de sensibilidad.) Deduzco que se refería a la primera acepción, ya que en caso de referirse a la segunda llegaríamos a la conclusión “profesor es el término unívoco que conviene a todos las personas que se dedican a la docencia”, cosa que en modo alguno resulta insultante, y que además es obvia y gratuita. Así que llego a la conclusión de que me corresponde hacer análisis de conciencia, o tener una crisis existencial directamente, y preguntarme: ¿A qué otra cosa tengo igual naturaleza o valor? Por si lo de “unívoco” fuera poco trauma, encima soy “unidimensional” (1. adj. De una sola dimensión.) Ya que al parecer sólo tengo una dimensión, por favor, dígame qué dimensión es esa. Más que nada es por saber si debo deprimirme, flagelarme, o suicidarme sin más preámbulo.
Sigamos. Al parecer los obraculturabitas inexistentes según el diccionario, normalizadores también inexistentes según la misma fuente, los filólogos, los talibanes oficiales (y las aguamarinas volátiles de paso) y los profesores somos “paniguados”. (1. m. Servidor de una casa, que recibe del dueño de ella habitación, alimento y salario. 2. m. Allegado a una persona y favorecido por ella.) Y aquí ya no sé si es que hemos retrocedido en la historia y resulta que tengo un “amo” que me mantiene y me cobija, o si me he convertido en amante de alguien que me favorece, o si es que me están acusando sutilmente y con el término equivocado de chupar del bote por el mero hecho de haber aprobado una oposición en los tiempos en que aun no se habían hecho las transferencias en materia de educación a la comunidad autónoma. Dejo mi perplejidad de lado y sigo con el análisis.
Paso por alto las frases rimbombantes y casi incomprensibles acerca del catalanismo como modus vivendi (1. m. Modo de vivir, base o regla de conducta, arreglo, ajuste o transacción entre dos partes. Se usa especialmente refiriéndose a pactos internacionales, o acuerdos diplomáticos de carácter interino.), lo del fervor lingüistico (sic) y lo de la defensa encendida de las sopas (expresión horrible, por cierto) y llego a esa parte en la que dice el anónimo autor que hemos creado un cotarro (1. m. Ladera de un barranco. 2. m. coloq. Colectividad en estado de inquietud o agitación. 3. m. Recinto en que se daba albergue por la noche a pobres y vagabundos que no tenían posada.) de enormes dimensiones. Deduzco de nuevo. El autor no se refiere a la acepción 1. Pido explicaciones de nuevo. ¿Se refiere a la segunda acepción? En ese caso, ¿quiénes son los integrantes de esa colectividad en estado de inquietud o agitación? ¿quién ha “creado” esa colectividad en estado de inquietud o agitación? ¿Los inquietos y agitados son los paniguados mencionados anteriormente, o son otros? ¿Se refiere a la tercera acepción? Tendría su lógica: Los paniguados son pobres y vagabundos sin posada cobijados en un albergue creado para ellos. Al final va a resultar que en lugar de presentarme a una oposición estaba pidiendo limosna y cobijo. De lo que se llega a enterar uno leyendo el periódico.
Finalmente el autor anónimo nos regala con la expresión “gasto desaforado”. (1. adj. Que obra sin ley ni fuero, atropellando por todo. 2. adj. Que es o se expide contra fuero o privilegio. 3. adj. Grande con exceso, desmedido, fuera de lo común.) Deduzco otra vez que “desaforado” corresponde a la acepción 3, y me pregunto: ¿Tanto cuesta usar la palabra “enorme”, “muy grande”, “excesivo”? Sigo leyendo: pressing. ¿Tanto cuesta usar la palabra “presión”? Hasta el final: talibanía (que no existe según el diccionario) catalanista. Decido que no puede preocuparme algo que no existe. Mejor para mí.
Acabo el texto. Llego a la conclusión de que su contenido es totalmente desaforado (acepción 1). Y también llego a la conclusión de que una persona que ha asistido a clase de catalán durante 3 horas semanales durante 10 años, sea o no su lengua materna, no necesariamente posee el nivel de competencia lingüística requerido en el nivel C, ya que ante mí tengo un ejemplo maravilloso de la incompetencia lingüística de alguien que supuestamente tiene una carrera universitaria.
Y, por cierto, la “madre del cordero” no tiene más remedio que ser una oveja.

Un/a profesor/a de secundaria, ni de catalán ni de castellano, por cierto.

Sugerencia: quizá sería mejor cambiar el título de la sección por “El mundo” opina. Sin las comillas da la impresión de que todo el mundo opina eso... y sería lastimoso y patético que así fuera.

dissabte, de juliol 01, 2006

cosas que se echan de menos

Cuando uno se va a vivir lejos de casa siempre hay cosas que se echan de menos. Aquí hay una lista de las que nosotros echamos de menos, por si alguien siente curiosidad. Y también, gastemos un poco de jeta, para que los amigos que nos visitan sepan a qué atenerse y qué traer cuando vengan a vernos. Curiosamente, la mayoría de esas cosas son comida y bebida. Algunas podemos conseguirlas fácilmente cuando vamos a Galicia a hacer cualquier cosa. Otras solo podemos conseguirlas en Mallorca o en Asturias. Haced el esfuerzo de imaginar lo que puede llegar a haber en nuestro equipaje...

Cosas que se consiguen más o menos en cualquier lado, pero difíciles de conseguir en Portugal:
- Cava (brut o brut nature, catalán)
- Lentejas (pardinas, puestos a pedir)
- Pipas de girasol, de las de comer viendo la
tele (de las grandes, con sal)
- Yogures griegos (naturales, sin azucarar)
- Leche Flora (semi)
- Leche de soja (de la que no tiene nada más que soja y agua,
Gerblé o Santiveri)
- Viña Sol
- Tomate triturado Tomator
- Tomate frito Solís
- Aceite de oliva arbequina
- Pan de nueces (Mercadona)

Cosas que se consiguen en Mallorca o en Asturias:
- Chorizo de cocinar
- Chorizo de León
- Cecina
- Fabas de la granja
- Lacón
- Morcilla
- Queso La Peral
- Queso Gamonedo
- Queso Cabrales
- Queso Coinga (curado)
- Galletas de Inca (integrales)
- Gin Xoriguer
- Ron Amazona
- Hierbas mallorquinas (mezcladas, Túnel)
- Palo
- Paté de Ca'n Blanco, Felanitx
- Vino Muscat blanco, bodegas Oliver
- Vino Cabernet-Sauvignon tinto, bodegas J. Mesquida
- Pan moreno mallorquín

Verdura fresca difícil de conseguir por aquí, que siempre es bien recibida:
- Endibias francesas
- Cogollos
- Corazones de hinojo
- Espárragos
- Cebolla tierna (grells o calçots)
- Alcachofas
- Tomàtigues de ramellet
- Gírgoles (setas de cardo)
- Níscalos (esclata-sangs o rovellons)

Seguro que se me irán ocurriendo más cosas, así que ya iré modificando esta entrada las veces que haga falta... :)

etiquetas para libros

He hecho unas cuantas etiquetas en varios idiomas para etiquetar libros de bookcrossing. Son sencillísimas y pequeñitas. Están disponibles en mi estantería y también se pueden descargar desde aquí:
- Inglés: .doc / .pdf
- Español: .doc / .pdf
- Catalán: .doc / .pdf
- Portugués: .doc / .pdf
También he hecho unas etiquetas en portugués (.doc / .pdf) para pegar en los sobres. Indican que el sobre contiene un libro y que, por lo tanto, se deberá aplicar una tarifa económica al envío.