Hoy ha tocado pedir el libro de reclamaciones otra vez en un sitio y prometer en otro que no iremos a comprar ahí nunca. No, no es que seamos malos. Simplemente conocemos nuestros derechos y los exigimos.
Resumiendo mucho: el disco duro externo del portátil ha petado. Si eso hubiera sucedido la semana pasada, mientras estábamos en España, no habría habido problema. Pero dice la ley de Murphy de los discos duros externos que siempre petan cuando hacen más falta; y el corolario dice que, además, eso tiende a suceder lejos de casa. Así que nada más llegar a casa el domingo por la noche el disco duro empezó a hacer cosas raras. Después del ataque de pánico inicial llevamos el disco duro al informático para ver si se podía recuperar algo de información, lo que fuera. Hoy nos ha llamado para contarnos que se ha podido recuperar la información (pero todos los archivos han perdido el nombre, así que tocará abrirlos uno a uno para averiguar qué son – ya, ya sé que no os morís de ganas de estar en mi lugar) y que tendríamos que ir a comprar otro para pasarla de uno a otro. Nos ha recomendado un disco duro en concreto y nos ha dicho que en Fnac o en MediaMarkt lo tenían.
Hemos parado primero en MediaMarkt y no lo tenían, así que hemos ido hasta Fnac. Allá hemos decidido que preferíamos comprar dos discos, así que hemos escogido dos bellos ejemplares de 500 GB cada uno que juntos sumaban un total de 290€, IVA del 21% incluido. Y como resulta que tenemos número de IVA intracomunitario se supone que si compramos algo en otro país comunitario tenemos derecho a pedir una factura sin IVA (o con IVA, pero con reembolso del mismo) porque no podríamos recuperar ese IVA una vez en España.
Cuando le hemos planteado el tema a la cajera nos ha enviado a otra cajera, y esa cajera a su vez ha llamado al departamento de contabilidad. Le han dicho que nones, que las facturas solo pueden hacerse con IVA y que esperáramos, que averiguarían si se nos podía reembolsar o no ese dinero.
Al cabo de media hora aparece la chica de contabilidad que nos pide el cartón del NIF para fotocopiarlo. No sabemos si existe o no, nuestra contable no nos lo ha dado. Le decimos que tenemos el número del NIF, que puede comprobar online que consta en el registro de la UE, y que los otros datos de la empresa están en nuestra web.
Luego se suponía que nos haría una factura con IVA, que la pagaríamos y nos iríamos. Más adelante y desde España tendríamos que enviarle un fax manifestando que esos discos duros eran para la empresa. Solo entonces comprobarían el número de IVA y nos devolverían el importe. Al preguntarle cómo pensaban hacerlo, nos ha dicho que mediante transferencia bancaria. No nos hemos atrevido a preguntarle cuándo pensaba que nos lo devolverían, porque todo el asunto era de locos.
La cosa era tan surrealista que le hemos pedido el libro de reclamaciones, hemos anotado el evento y hemos vuelto a MediaMarkt. Allá nos han dicho que los ordenadores solamente podían generar facturas con IVA. No hemos querido meternos en historias, así que hemos comprado un disco duro baratito, para salir del paso, lo hemos pagado religiosamente, con todo su IVA del 21%, y nos hemos ido a llevar el aparato al informático, que ya casi cerraba. Eso sí, les hemos dicho que no pensamos comprar nada para la empresa en su tienda.
Resumiendo mucho: el disco duro externo del portátil ha petado. Si eso hubiera sucedido la semana pasada, mientras estábamos en España, no habría habido problema. Pero dice la ley de Murphy de los discos duros externos que siempre petan cuando hacen más falta; y el corolario dice que, además, eso tiende a suceder lejos de casa. Así que nada más llegar a casa el domingo por la noche el disco duro empezó a hacer cosas raras. Después del ataque de pánico inicial llevamos el disco duro al informático para ver si se podía recuperar algo de información, lo que fuera. Hoy nos ha llamado para contarnos que se ha podido recuperar la información (pero todos los archivos han perdido el nombre, así que tocará abrirlos uno a uno para averiguar qué son – ya, ya sé que no os morís de ganas de estar en mi lugar) y que tendríamos que ir a comprar otro para pasarla de uno a otro. Nos ha recomendado un disco duro en concreto y nos ha dicho que en Fnac o en MediaMarkt lo tenían.
Hemos parado primero en MediaMarkt y no lo tenían, así que hemos ido hasta Fnac. Allá hemos decidido que preferíamos comprar dos discos, así que hemos escogido dos bellos ejemplares de 500 GB cada uno que juntos sumaban un total de 290€, IVA del 21% incluido. Y como resulta que tenemos número de IVA intracomunitario se supone que si compramos algo en otro país comunitario tenemos derecho a pedir una factura sin IVA (o con IVA, pero con reembolso del mismo) porque no podríamos recuperar ese IVA una vez en España.
Cuando le hemos planteado el tema a la cajera nos ha enviado a otra cajera, y esa cajera a su vez ha llamado al departamento de contabilidad. Le han dicho que nones, que las facturas solo pueden hacerse con IVA y que esperáramos, que averiguarían si se nos podía reembolsar o no ese dinero.
Al cabo de media hora aparece la chica de contabilidad que nos pide el cartón del NIF para fotocopiarlo. No sabemos si existe o no, nuestra contable no nos lo ha dado. Le decimos que tenemos el número del NIF, que puede comprobar online que consta en el registro de la UE, y que los otros datos de la empresa están en nuestra web.
Luego se suponía que nos haría una factura con IVA, que la pagaríamos y nos iríamos. Más adelante y desde España tendríamos que enviarle un fax manifestando que esos discos duros eran para la empresa. Solo entonces comprobarían el número de IVA y nos devolverían el importe. Al preguntarle cómo pensaban hacerlo, nos ha dicho que mediante transferencia bancaria. No nos hemos atrevido a preguntarle cuándo pensaba que nos lo devolverían, porque todo el asunto era de locos.
La cosa era tan surrealista que le hemos pedido el libro de reclamaciones, hemos anotado el evento y hemos vuelto a MediaMarkt. Allá nos han dicho que los ordenadores solamente podían generar facturas con IVA. No hemos querido meternos en historias, así que hemos comprado un disco duro baratito, para salir del paso, lo hemos pagado religiosamente, con todo su IVA del 21%, y nos hemos ido a llevar el aparato al informático, que ya casi cerraba. Eso sí, les hemos dicho que no pensamos comprar nada para la empresa en su tienda.
Tengo la impresión de que las normas comunitarias no solo se cumplen poco en Portugal, sino que además se desconocen bastante.
Como seguíamos con la idea de comprar otro disco duro externo mejor por si acaso vuelve a pasar lo de hoy, nos hemos acercado hasta Gaia. Sí, efectivamente, hemos acabado en El Corte Inglés. Hemos encontrado otro disco duro tan maravilloso como el que nos había recomendado el informático por 10€ menos que en Fnac. Y además, cuando hemos planteado el tema de la devolución del IVA no han puesto ningún problema. Hemos pagado la totalidad de la factura en la tienda, y luego hemos ido a la caja central donde hemos tenido que rellenar unos impresos con los datos de la empresa y donde nos han devuelto el dinero sin más problemas. Ha sido un proceso lento y laborioso porque se ve que no es algo que hagan todos los días, pero al menos sabían de qué estábamos hablando.
Curiosamente, en la caja central había un cartel grande donde estaban anotados los servicios que ofrecían y entre ellos estaba la devolución del IVA a las empresas comunitarias.
La pregunta es, una vez más: ¿de verdad que cuesta tanto hacer las cosas bien?
Se supone que tanto Fnac como MediaMarkt son empresas internacionales. Deberían estar enterados de cómo funciona el tema y deberían mencionar a sus empleados que puede pasar que venga un extranjero que pida factura para una empresa de otro país de la UE, con número de IVA intracomunitario, y que en ese caso tendrá derecho a que le devuelvan el IVA o a que no se lo cobren, directamente.
Así que, ya sabéis, si os encontráis en una situación similar estando cerca de Oporto, hay dos opciones: ir hasta El Corte Inglés en Gaia, al otro lado del río, o subir hasta Vigo. Más o menos habríamos tardado lo mismo, por eso lo digo.
Lo positivo del tema es que, ya que estábamos ahí y ya que tocaba hacer compra... después de la devolución del IVA hemos dado un paseo por el súper. Ahora tengo un litro de yogur de leche de cabra de la granja Noé en la nevera, pegadito a una botella de Viña Sol; y también tengo un kilo de lentejas pardinas en la despensa, al lado de un cabernet-sauvignon del Penedés. Si es que en realidad es tan fácil hacerme feliz...
Como seguíamos con la idea de comprar otro disco duro externo mejor por si acaso vuelve a pasar lo de hoy, nos hemos acercado hasta Gaia. Sí, efectivamente, hemos acabado en El Corte Inglés. Hemos encontrado otro disco duro tan maravilloso como el que nos había recomendado el informático por 10€ menos que en Fnac. Y además, cuando hemos planteado el tema de la devolución del IVA no han puesto ningún problema. Hemos pagado la totalidad de la factura en la tienda, y luego hemos ido a la caja central donde hemos tenido que rellenar unos impresos con los datos de la empresa y donde nos han devuelto el dinero sin más problemas. Ha sido un proceso lento y laborioso porque se ve que no es algo que hagan todos los días, pero al menos sabían de qué estábamos hablando.
Curiosamente, en la caja central había un cartel grande donde estaban anotados los servicios que ofrecían y entre ellos estaba la devolución del IVA a las empresas comunitarias.
La pregunta es, una vez más: ¿de verdad que cuesta tanto hacer las cosas bien?
Se supone que tanto Fnac como MediaMarkt son empresas internacionales. Deberían estar enterados de cómo funciona el tema y deberían mencionar a sus empleados que puede pasar que venga un extranjero que pida factura para una empresa de otro país de la UE, con número de IVA intracomunitario, y que en ese caso tendrá derecho a que le devuelvan el IVA o a que no se lo cobren, directamente.
Así que, ya sabéis, si os encontráis en una situación similar estando cerca de Oporto, hay dos opciones: ir hasta El Corte Inglés en Gaia, al otro lado del río, o subir hasta Vigo. Más o menos habríamos tardado lo mismo, por eso lo digo.
Lo positivo del tema es que, ya que estábamos ahí y ya que tocaba hacer compra... después de la devolución del IVA hemos dado un paseo por el súper. Ahora tengo un litro de yogur de leche de cabra de la granja Noé en la nevera, pegadito a una botella de Viña Sol; y también tengo un kilo de lentejas pardinas en la despensa, al lado de un cabernet-sauvignon del Penedés. Si es que en realidad es tan fácil hacerme feliz...
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