En IRC se dan unas condiciones especiales de relación con los demás. Por un lado uno está cómodo, en su casa, lugar de trabajo o incluso en un cibercafé; estamos hablando aquí de comodidad física. Por lo general uno se encuentra relajado, en un entorno que le resulta familiar y haciendo lo que quiere hacer en ese momento y no otra cosa. Por lo tanto podríamos decir de entrada que el IRC en principio es un entorno que genera poco estrés.
Bien, tenemos a una persona delante del ordenador que interacciona con otras personas... pero ¿cómo es esa interacción? Cada usuario escoge un "nick", una palabra que será lo único que los otros sabrán de él inicialmente. Eso implica anonimato y, por ende, libertad. Uno puede ser quien quiera en IRC, puede inventarse su historia y contarla, puede ser una modelo de 20 años o un cura de 57, un travestí o una colegiala... Así pues el IRC da libertad para mentir, pero bien mirado también da libertad para ser uno mismo y para ir más allá en el descubrimiento de la propia personalidad. Pronto uno se da cuenta de que no tiene sentido mentir en IRC, de que por lo mismo que uno puede mentir y contar lo que le apetezca sin que pase nada, también puede contar la verdad, toda la verdad, sin que tampoco pase nada. Y eso es tentador, mucho más que mentir.
Así pues, tenemos a un individuo cómodo, libre de estrés y de presiones, en un medio aséptico que respeta el anonimato y que le permite desenvolverse en libertad...
¿Es fácil enamorarse en esas condiciones?
La respuesta es un rotundo SÍ. Analicemos el porqué. Lo primero que hay que hacer es pensar un poco en cómo nos enamoramos y desenamoramos en la vida real. Normalmente se conoce a la pareja en los círculos que frecuentamos por razones de ocio o de trabajo. El contacto es superficial en principio para ir haciéndose más profundo, y todo ello se desarrolla en sociedad... quedamos en bares o discotecas, vamos a fiestas... Podríamos decir que el conocimiento de las personas en la vida real sucede de fuera hacia dentro, mientras que por el contrario en IRC la cosa funciona al revés, es decir, de dentro hacia fuera.
En IRC no nos vemos las caras, y la conversación insustancial pronto cae por su propio peso. La gente busca hablar de las cosas que realmente le interesan (oh, sí, hay algún que otro ser aburrido que va de cachondeo y hace el indio, pero esos no son muy abundantes ni habituales, y normalmente son despedidos sin miramientos) y limita la conversación insustancial a lo que exige una mínima educación. Cuando conoces a alguien en IRC, como en la vida real, algo hace que de entrada esa persona te caiga bien o te caiga mal. La intuición también funciona y en muchas ocasiones es la encargada de hacer la primera criba. Profundizar en las relaciones es otra historia.
Recordemos que estamos en un medio limpio de elementos distractores. Un elemento en el que un hombre puede hablar con una mujer sin preguntarse que pensará ella de su coche que lleva un mes sin pasar por el auto-lavado, y en el que una mujer no se preocupará por esa rubia que está en la barra con pinta de querer ligar y que encima usa dos tallas menos que ella. Uno no se tiene que vestir para la ocasión, ni maquillarse, ni disimular esas ojeras, ni sonreír para quedar bien... de hecho ni siquiera tiene que quedar bien si no le apetece.
En estas condiciones lo que uno va conociendo del otro es la mente, y además limpia de todas las cosas cotidianas que hacen que nos comportemos e incluso pensemos de una determinada manera. Nuestra mente también está en esas condiciones, ya que el IRC se sale totalmente del contexto habitual. Las cosas cotidianas pierden la importancia al entrar en ese mundo aparte en el que no existen las cosas que habitualmente nos molestan o nos condicionan. Así es fácil conocer a alguien y decidir que te encanta su manera de ser... En IRC no hay platos que nadie quiere fregar, ni armarios de baño llenos de potingues que sólo las mujeres saben para que se supone que sirven... En IRC los hombres no dejan la tapa del inodoro levantada y las mujeres no tienen jaqueca tan a menudo...
Las mujeres que pasean por IRC se dan cuenta de que los hombres que encuentran allí tienen esa capacidad de verbalizar las cosas que tanto han echado de menos en sus parejas reales, y los hombres se encuentran con mujeres que demuestran estar muy poco preocupadas por esas cosas que normalmente preocupan tanto a las mujeres y que ellos son incapaces de entender. Esas son unas condiciones perfectas para enamorarse... o al menos para convencerse de que esa persona que está al otro lado de la pantalla es la idónea para compartirlo todo...
Otro factor a tener en cuenta es la relatividad del tiempo en IRC. El tiempo que se pasa hablando con otra persona cunde más que en la vida real, ya que no disponemos de nada que no sea la palabra escrita para comunicarnos. No hay miradas, ni lenguaje corporal de ningún tipo, no hay silencios, no existe el estar bien con alguien y por eso limitarse a disfrutarlo y no decir nada. Por otra parte una semana sin hablar con alguien de IRC puede parecer un mes... Es curioso que en un medio totalmente desconectado de la cotidianidad sea tan necesario el contacto cotidiano.
Por último, una de las cosas más fascinantes y más terribles a la hora de establecer lazos profundos por IRC es la vaguedad de los mismos. Ser consciente de que puede pasar cualquier cosa, cualquiera, y se habrán roto todos los lazos. Un accidente, unas semanas sin conectar... y no saber si la otra persona seguirá allí. Con un poco de suerte alguien transmitirá la noticia, o dispondremos de formas alternativas de comunicación, pero a veces eso no sucede.
Bien, tenemos a una persona delante del ordenador que interacciona con otras personas... pero ¿cómo es esa interacción? Cada usuario escoge un "nick", una palabra que será lo único que los otros sabrán de él inicialmente. Eso implica anonimato y, por ende, libertad. Uno puede ser quien quiera en IRC, puede inventarse su historia y contarla, puede ser una modelo de 20 años o un cura de 57, un travestí o una colegiala... Así pues el IRC da libertad para mentir, pero bien mirado también da libertad para ser uno mismo y para ir más allá en el descubrimiento de la propia personalidad. Pronto uno se da cuenta de que no tiene sentido mentir en IRC, de que por lo mismo que uno puede mentir y contar lo que le apetezca sin que pase nada, también puede contar la verdad, toda la verdad, sin que tampoco pase nada. Y eso es tentador, mucho más que mentir.
Así pues, tenemos a un individuo cómodo, libre de estrés y de presiones, en un medio aséptico que respeta el anonimato y que le permite desenvolverse en libertad...
¿Es fácil enamorarse en esas condiciones?
La respuesta es un rotundo SÍ. Analicemos el porqué. Lo primero que hay que hacer es pensar un poco en cómo nos enamoramos y desenamoramos en la vida real. Normalmente se conoce a la pareja en los círculos que frecuentamos por razones de ocio o de trabajo. El contacto es superficial en principio para ir haciéndose más profundo, y todo ello se desarrolla en sociedad... quedamos en bares o discotecas, vamos a fiestas... Podríamos decir que el conocimiento de las personas en la vida real sucede de fuera hacia dentro, mientras que por el contrario en IRC la cosa funciona al revés, es decir, de dentro hacia fuera.
En IRC no nos vemos las caras, y la conversación insustancial pronto cae por su propio peso. La gente busca hablar de las cosas que realmente le interesan (oh, sí, hay algún que otro ser aburrido que va de cachondeo y hace el indio, pero esos no son muy abundantes ni habituales, y normalmente son despedidos sin miramientos) y limita la conversación insustancial a lo que exige una mínima educación. Cuando conoces a alguien en IRC, como en la vida real, algo hace que de entrada esa persona te caiga bien o te caiga mal. La intuición también funciona y en muchas ocasiones es la encargada de hacer la primera criba. Profundizar en las relaciones es otra historia.
Recordemos que estamos en un medio limpio de elementos distractores. Un elemento en el que un hombre puede hablar con una mujer sin preguntarse que pensará ella de su coche que lleva un mes sin pasar por el auto-lavado, y en el que una mujer no se preocupará por esa rubia que está en la barra con pinta de querer ligar y que encima usa dos tallas menos que ella. Uno no se tiene que vestir para la ocasión, ni maquillarse, ni disimular esas ojeras, ni sonreír para quedar bien... de hecho ni siquiera tiene que quedar bien si no le apetece.
En estas condiciones lo que uno va conociendo del otro es la mente, y además limpia de todas las cosas cotidianas que hacen que nos comportemos e incluso pensemos de una determinada manera. Nuestra mente también está en esas condiciones, ya que el IRC se sale totalmente del contexto habitual. Las cosas cotidianas pierden la importancia al entrar en ese mundo aparte en el que no existen las cosas que habitualmente nos molestan o nos condicionan. Así es fácil conocer a alguien y decidir que te encanta su manera de ser... En IRC no hay platos que nadie quiere fregar, ni armarios de baño llenos de potingues que sólo las mujeres saben para que se supone que sirven... En IRC los hombres no dejan la tapa del inodoro levantada y las mujeres no tienen jaqueca tan a menudo...
Las mujeres que pasean por IRC se dan cuenta de que los hombres que encuentran allí tienen esa capacidad de verbalizar las cosas que tanto han echado de menos en sus parejas reales, y los hombres se encuentran con mujeres que demuestran estar muy poco preocupadas por esas cosas que normalmente preocupan tanto a las mujeres y que ellos son incapaces de entender. Esas son unas condiciones perfectas para enamorarse... o al menos para convencerse de que esa persona que está al otro lado de la pantalla es la idónea para compartirlo todo...
Otro factor a tener en cuenta es la relatividad del tiempo en IRC. El tiempo que se pasa hablando con otra persona cunde más que en la vida real, ya que no disponemos de nada que no sea la palabra escrita para comunicarnos. No hay miradas, ni lenguaje corporal de ningún tipo, no hay silencios, no existe el estar bien con alguien y por eso limitarse a disfrutarlo y no decir nada. Por otra parte una semana sin hablar con alguien de IRC puede parecer un mes... Es curioso que en un medio totalmente desconectado de la cotidianidad sea tan necesario el contacto cotidiano.
Por último, una de las cosas más fascinantes y más terribles a la hora de establecer lazos profundos por IRC es la vaguedad de los mismos. Ser consciente de que puede pasar cualquier cosa, cualquiera, y se habrán roto todos los lazos. Un accidente, unas semanas sin conectar... y no saber si la otra persona seguirá allí. Con un poco de suerte alguien transmitirá la noticia, o dispondremos de formas alternativas de comunicación, pero a veces eso no sucede.
Puede que el IRC sea la variante actual de los amores por correspondencia de antaño, una variante mucho más rápida, eso sí. Soy incapaz de imaginar cuantas cartas se tendrían que escribir para contarse lo que se cuentan en varios meses de IRC a razón de dos o tres horas diarias... muchísimas, seguro. Y pensar en el tiempo que llevaría enviar y recibir esas cartas es algo casi imposible...
Así pues, es posible enamorarse en IRC. No voy a hablar ahora de lo que puede pasar cuando las dos personas implicadas en el enamoramiento deciden conocerse en persona... eso será tema para otro día. Lo que sí está claro hoy en día es que nadie puede afirmar que alguien es el amor de su vida hasta no haber compartido el cuarto de baño con esa persona, por profundos y sinceros que sean los pensamientos expresados por ambos.
Así pues, es posible enamorarse en IRC. No voy a hablar ahora de lo que puede pasar cuando las dos personas implicadas en el enamoramiento deciden conocerse en persona... eso será tema para otro día. Lo que sí está claro hoy en día es que nadie puede afirmar que alguien es el amor de su vida hasta no haber compartido el cuarto de baño con esa persona, por profundos y sinceros que sean los pensamientos expresados por ambos.
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