Porque ya no basta con ser solidario, además uno tiene que parecerlo. Hoy, leyendo una lista de deseos para las vacaciones esas que hay a final de año (porque hay que ser políticamente correcto y no se puede mencionar qué vacaciones son, no vaya a ser que alguien se nos ofenda) veo “ponte algo rojo por Birmania”. Bien, de acuerdo, vale, algo rojo por Birmania. Y lacitos varios, pulseritas de goma y chapas variadas por muchas otras cosas. Que se note que uno es solidario.
Los lacitos. Hay para dar y tomar. Tantos, que algunos de ellos tienen que compartir causa, y mucho me temo que muchas veces las causas representadas por el mismo color son un tanto incompatibles. Una lista bonita, pero en inglés, en la wikipedia.
Los lacitos. Hay para dar y tomar. Tantos, que algunos de ellos tienen que compartir causa, y mucho me temo que muchas veces las causas representadas por el mismo color son un tanto incompatibles. Una lista bonita, pero en inglés, en la wikipedia.
Luego vienen las pulseritas esas de goma. También hay tropecientas. A veces los colores representan la misma causa que el color correspondiente en versión lacito, otras veces no. Hay que reconocer que eso le añade un punto de misterio al tema. Web donde se explican los colores de las pulseritas, también en inglés.
Chapas variadas. Cada una con su logotipo, su lema, su slogan...
Las causas asignadas al mismo color, todo hay que decirlo, pueden no tener mucho que ver entre sí, y en muchos casos es mejor no preguntar, por si acaso. No me veo yo preguntándole a alguien “¿Cáncer de ovarios o violación?”. Mejor decimos eso de “¡Pero qué bonito es el lazo turquesa!” y nos esperamos pacientemente a que nos lo cuenten, ¿no?
Así que una se viste por la mañana y se cuelga todos los lacitos, pulseritas y chapitas del mundo, sin olvidar el "lo que sea rojo", por Birmania. Pero... ¿cómo decide una los adornos solidarios del día? Hay varias formas. La primera es la basada en la estética: una se pone los lacitos, pulseritas y chapas en colores acordes con la ropa del día. Digamos que lo que se pierde en convicción se gana en buen gusto. Otra opción es ir rotando causas y colores, independientemente del color de la ropa. Y la otra es ir a saco. Todo a la vez. Eso sí, por razones prácticas quizá convenga en ese caso que cada cosa lleve escrita la causa que representa. Y ya de paso, que el perro lleve un cartel colgando del collar que ponga “Me encontraron en la calle. En contra del abandono de animales.”
Hablando con una amiga nos hemos dado cuenta de que faltan lazos y pulseras. Es más, proponemos que se haga un esfuerzo creativo para que los lazos representen adecuadamente las causas que apoyan. Un lazo de cuerda sería perfecto para luchar por un salario mínimo decente. Más ejemplos: las pulseritas para el racismo podrían llevar colgando cabecitas de gente de razas diferentes, como las que había en las huchas del “Domund”. Los lacitos por la integridad genital (hay que ser cutre para inventarse ese nombre), pues eso mismo, genitales enteros colgando de las puntitas. Así, si hay lugar a confusión, quedará claro qué causa es la nuestra. Por cierto, se admiten propuestas.
Y también nos hacen falta lacitos y pulseritas de vestir. En tejidos bonitos, como la seda o el terciopelo, para salir de noche. Y otros de lujo, para grandes ocasiones. Proponemos desde aquí que algún joyero diseñe una colección de lacitos solidarios para la solapa, en versión masculina y femenina, con accesorios intercambiables para apoyar causas diferentes. Que una cosa es ser solidario y otra muy diferente es tener que llevar un lazo de tela cuando se podría llevar de oro o de platino.
1 comentari:
amiga
para empezar te digo que intentare escribir mi mejor castellaño.
tu texto esta soberbo. que ironia... que seguridad... que maturidad... que bién.
fijate que navidad casí llega entonces, todos los lacitos serán un atractivo en el cuerpo mejor, en la ropa. así, toda esta gente hará un bonito juego de arboles de natal.
¿que te parece?
un abrazo fuerte
luísa
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